lunes, 30 de enero de 2017

Cenizas


Sus cuerpos, amontonados a mi alrededor, producían ese incómodo sonido de absoluto silencio permitiéndome escuchar mi no latir, mi no respiración. Pero yo intento resistirme a ello acudiendo al argumento de mi memoria, en la que todavía encuentro el dolor de mi sangre bullendo dentro de mis venas, saltando al suelo a través de mi piel derretida. 

De repente me doy cuenta de que no soy yo la única que intenta seguir viva. Veo cómo sus huesos se deshilachan en un remolino de cenizas, que intentan bailar con el aire frío que entra por el hueco donde una vez hubo una ventana, ascienden y descienden a cada soplo. Yo también asciendo y me expando. Y ahora puedo estar a la vez, en el pulmón de alguien que respira o en la tierra donde crecen tus limones.

25 de marzo de 1911, fue uno de esos días de la historia cuando los ojos del mundo se enfocan en un solo suceso determinante, cuando las mentiras se deshilachan bajo el peso de los hechos, cuando de repente es imposible ocultar las injusticias.

José Manuel Córdoba

No hay comentarios:

Publicar un comentario